Ser perfeccionista no es divertido. Siempre escucho decir: “Lo que tienes no es un defecto”, es un defecto; “Ser perfeccionista debe ser genial”, es un defecto; “Es el único defecto que es una cualidad”, ¡es un defecto!
El perfeccionismo te hace posponer actividades. No he ido a reuniones familiares por culpa de mi perfeccionismo. Rechazo invitaciones a fiestas, a restaurantes, a cines; por culpa de mi perfeccionismo. No es el momento, me digo, todavía no. Falta perfeccionar esto y esto. Una vez que esto sea así y se dé así, recién podré ir. Pero pasan los años, pasa el tiempo y nunca se perfecciona… y nunca los veo. Es triste porque es una lucha, una gran lucha contra uno mismo. Yo tengo la culpa del dolor que me causa el esperar la perfección, el esperar que algo sea perfecto para recién hacer las cosas.
Recibo una llamada de alguien que me dice: “Hola, quiero verte, hace tiempo que no nos vemos; sal, por favor”. No puedo, mi perfeccionismo no me deja. Invento cualquier excusa: estoy trabajando, tengo exámenes, estoy en el seguro, los horarios no me lo permiten. Me pierdo de actividades que me gustan, por culpa del perfeccionismo… por mi culpa.
Yo quiero encontrarme con tal persona y abrazarla, decirle cuanto le estimo, decirle que es importante en mi vida, que todos los días le pienso y espero que esté bien. Pero mi perfeccionismo no me deja. Eso al tiempo no le importa, el tiempo sigue haciendo de las suyas. Y cuando todo es perfecto para realizar algo pospuesto desde hace años, ya es demasiado tarde.
Cuando tengo que mandar un pedido, lo reviso una y otra vez. Suelo demorarme más del promedio regular. Y mis revisiones siempre son en vano, porque ya estaba bien, incluso si yo llegara a mandar algo sin revisar, eso estaría bien. Pero yo no puedo mandar algo que tenga un error, tiene que estar perfecto. Y a veces me pregunto, ¿por qué no seré como mis demás compañeros? Ellos plasman todo al azar y lo mandan. A veces ni lo revisan. Pero yo no, yo no puedo tener errores.
Al momento de salir, acomodo la cortina, reviso la llave de la cocina, espero que no haya nadie afuera. Todo tiene que estar en perfecto orden, dentro de lo que yo considero perfecto; si hace calor, si hace frío, si es de día o de noche, todo influye.
No es divertido.
Luis Benavides Pachas